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Soy Zuriñe Segurola.
Cosecha del 80 y vitoriana VTV (de Vitoria de Toda la Vida)
Sobre mi vida laboral
Marzo del 2020. Empieza una pandemia mundial. Tengo 40 años y llevo más de 15 yendo a una oficina con el tupper a cuestas. Nos mandan a casa a teletrabajar. No lo había hecho nunca y me encanta. Optimizo mucho más el tiempo y soy más feliz.
Pasan los meses y la empresa nos pide volver a las oficinas presencialmente. Me frustro mucho porque no lo entiendo ¡Ahora doy gracias a esa resistencia de la empresa al teletrabajo, si no, no habría podido dedicarme a lo que me dedico hoy. Siento que me ahogo de nuevo en la oficina y no puedo aguantar aquí 20 años más.
2021. Decido emprender en un negocio relacionado con mi pasión, los perros, y monto una tienda por y para los perros, con lavado autoservicio y alimentación natural. Nunca imaginé que habría unos trámites tan farragosos, pero estaba muy decidida.
Sobre los perros y yo
Desde que tengo noción he sentido pasión por los perros. Desde pequeña insistiendo a mi madre para incluir uno en la familia. Y recuerdo perfectamente el día que mi madre accedió. Yo tenía 9 años. Estábamos en la cocina mi hermana, mi madre y yo con la radio local de fondo. Era fin de semana. Un anuncio. “Se regalan cachorros”. No sabíamos ni qué raza ni nada, y allá fuimos a por uno. Nos lo llevamos en una caja de galletas. El nombre ya lo traía puesto, Trosky. Se convertiría en un perrazo de 40 kg. A Trosky le dimos pienso y la comida a base de arroz de perros y carne de perros que le preparaba mi madre. Aunque el veterinario siempre decía que mejor solo pienso. A Trosky le tuvimos que sacrificar cuando él tenía 11 años y yo 20. Fue mi primer perro y marcaría mi forma de vivir la vida junto a ellos.
Después llegarían Dana, Troy, Txulo, Hiru, Mendi, Beltza y Lagun, de los que te iré hablando si te suscribes a mi newsletter.
Sobre la nutrición y yo
Tengo una enfermedad poco conocida que he descubierto que la tengo cerca de los 40. Desde adolescente he hecho infinidad de dietas y he sabido desde bien pronto diferenciar proteinas, hidratos, grasas y leer etiquetas. No quería resignarme a tener dolor, ningún consejo médico tradicional me ayudaba, al contrario, al no conocer mi patología, me generaban más frustración y ningún alivio. He buscado y buscado formas de alimentarme que me ayuden a estar mejor y las he encontrado, a veces a base de mucho investigar y a veces de la mano de profesionales de la nutrición.
Lo mismo ha ocurrido con mis perros. Siempre ha habido algo que me decía que esas bolas secas no podían ser lo más saludable para ellos, incluso me recuerdo probando las bolas que le dábamos a Trosky, que me miraba con cara de: ¿Ves, qué mierda? ¡Dame otra cosa por favor! Pero las personas solemos ser así, tiene que llegar algo que nos duela para hacer el click.
Y llegó Lagun a mi vida con sus problemas de piel. Periplos de veterinario en veterinario, pruebas y más pruebas, mucho tiempo, dinero y esperanzas por el camino, para acabar en el mismo resultado. Medicación de por vida. Veterinarios tradicionales. Yo sabía que, aunque me decían que no pasaba nada, esa medicación no es inocua. De forma puntual hay veces que no queda otra, pero me negaba a hacerlo de por vida. Y di con una veterinaria integrativa que me habló de la alimentación. Y la cabeza me hizo click. Había que eliminar el pienso sí o sí. Daba igual premium o no premium, fuera esas bolas muertas. No te voy a mentir. Pensé, puff, qué pereza. Pero si era capaz de trabajar un montón de horas por un sueldo, no iba a dedicar mi tiempo a preparar la comida para que mi perro esté mejor?
No le puedo estar más agradecida a aquella veterinaria por mi click mental. Pero la forma de enfocar los menús de Lagun no acababa de convencerme del todo, y empecé a devorar toda información posible, ensayos, libros, dietas ancestrales, modelos de alimentación alemanes (pioneros en alimentación canina.
Y poco a poco pude ir viendo cómo Lagun mejoraba. Los picores se iban reduciendo, después de ir rebajando hasta eliminar totalmente la medicación, el pelo que había perdido comenzaba a crecer, y estaba mucho más feliz y con más vitalidad. ¡Menudo subidón! Esa satisfacción de verle cada día mejor hacía que prepararle la comida fuera todo un gustazo para mí.
Y después de varios años alimentando a Lagun con alimentación natural y ayudando a mucha gente a dar el cambio con sus perros, navegando por Instagram me saltó una publi de una formación muy potente para ser coach nutricional canina. Pensé que habría sido como una señal del universo, pero luego me di cuenta que los algoritmos de Instagram hicieron bien su trabajo.
Sobre la titulitis
Cuantos más años tengo, más pereza me da la titulitis, porque la vida me ha ido demostrando que un título casi nunca va a marcar la diferencia. La diferencia la pueden marcar las ganas con las que aprendes algo que te apasiona y la actitud y la profesionalidad con la que ejerzas.
De todas formas, ahí va mi Titulitis:
Con 22 años, Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas ¿Por qué? Supongo que por inercia
Con 41 años. Certificación International Barf Coach, de la mano de Mónica González Tovar y Doris Ramïsch
Y muchos años devorando todo lo que caía en mis manos sobre nutrición ancestral perruna.
¿Por qué? Porque me apasiona y sé que es el gran cambio que nuestros perros necesitan.
No te imaginas la satisfacción cuando me dicen que el paso a la alimentación natural les ha cambiado la
vida a sus peludos.